En el año 2006 un niño de tres años de edad fue abusado sexualmente por su profesor en el Colegio Oxford de Ciudad de México, perteneciente a los Legionarios de Cristo; el niño víctima, comunicó, afortunadamente, a sus padres lo sucedido, y ellos a las autoridades escolares; posteriormente denunciaron los hechos ante el Ministerio Público; sin embargo, como era de prever, la comunidad escolar manipulada e influenciada por la doble moral a los Legionarios de Cristo, a sus directores y dirigentes mantuvieron en todo momento como prioridad la defensa del agresor y no la del niño agredido; convirtiendo al pequeño, junto con su familia en victimarios y lejos de recibir el apoyo, que la propia circunstancia ameritaba, , una de sus hermanas mayores y sus padres, fueron sometidos al rechazo, agresiones verbales y físicas, así como a descalificaciones personales, humillaciones, señalamientos, discriminación, etc.
La familia de la víctima, Bonilla Aldrete, tras haber denunciado penalmente al agresor, sin recibir ningún apoyo y habiéndose dado cuenta de las verdaderas intenciones de los Legionarios de Cristo al invitarlos a NO DENUNCIAR y a abandonar el colegio “por el bien del niño”…, decidieron interponer adicionalmente una demanda civil en contra del Colegio Oxford, su directora María del Pilar Adelina Soto Maza y del profesor Joaquín Francisco Mondragón Rebollo, habiéndose a la fecha resuelto a favor del menor y sus padres las dos primeras instancias, condenando por: "violación equiparada agravada y abuso sexual agravado" quedando pendiente la posibilidad de los demandados a recurrir al juicio de amparo. Conocer de los fallos, el delincuente autor se dio a la fuga y se encuentra prófugo, pudiendo muy seguramente encontrarse en las cloacas de los Legionarios de Cristo, que en estos días hasta el mismo Vaticano ha intervenido.
Los que firmamos el presente manifiesto, condenamos cualquier tipo de delito cometido en contra de los niños, mas aún los delitos sexuales cometidos y encubiertos por miembros de congregaciones religiosas, como la de los Legionarios de Cristo, quienes disfrazan sus aparentes y falsos fines de “formar hombres y mujeres íntegros” como anuncian en sus colegios, cuando en realidad son los primeros en truncar cualquier posibilidad de sano desarrollo en la infancia de esos futuros hombre y mujeres.
Todos los adultos tenemos la obligación de proporcionarles a nuestros niños la certeza y la confianza de ser escuchados y defendidos por encima de cualquier poder político y económico, creando una cultura certera de denuncia para combatir la impunidad de los que se creen intocables. No queremos que se favorezca a quien no lo merece, nadie pide que le den la razón a quien no la tiene. Lo único que pedimos es que se resuelva el mencionado litigio única y exclusivamente apegándose a derecho, pero principalmente exigimos que se tome en cuenta la declaración de un niño de tres años que algún día podrá estar satisfecho y orgulloso de todos aquellos que hicieron que su verdad se convirtiera en JUSTICIA. SOLO DE ESTA MANERA EL NIÑO VICTIMA HABRA RECUPERADO EN ALGO SU DIGNIDAD MANCILLADA Y PODRA VOLVER A CREER EN LOS SERES HUMANOS Y EN ESPECIAL EN LOS VERDADEROS MAESTROS DE NUESTRAS ESCUELAS.